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viernes, 8 de enero de 2016

¿Con qué pago? En Brasil, todo con tarjeta y casi nada con pesos

Economía. Aunque el cambio favorece a los argentinos, hay que usar el plástico todo lo posible. O cambiar dólares. 
Con qué pagar, el dilema en Brasil
Que el cambio en Brasil favorece a los turistas argentinos es algo conocido y es lo que provocó este aluvión de veraneantes en las playas de Florianópolis. Pero un mismo producto se puede pagar de muchas maneras. Incluso en el peor de los escenarios posibles, que es cambiar directamente pesos a reales (algo que se puede hacer en cualquier esquina de Canasvieiras), la vida cotidiana para un turista es más económica que en la Costa Atlántica (al menos en destinos como Pinamar, Mar de las Pampa y Cariló y las zonas más exclusivas de Mar del Plata). Pero las ventajas del real barato pueden aprovecharse todavía mucho más.
Vamos a un ejemplo concreto: una compra de 100 reales (un cena para dos o tres personas, por caso) se puede pagar directamente con pesos argentinos. El cambio se toma 1 real = 5 pesos (la semana pasada estaba $4,50), con lo cual esa cuenta da unos 500 pesos argentinos. Si se trajeron dólares a Brasil, el cambio en la calle está 1 dólar = 3,65 reales, con lo cual esa compra sale 27,40 dólares. A 14 pesos el dólar, para un argentino la cuenta final de esa compra de 100 reales da 383,60 pesos. O sea, el que lleva dolares desde argentina para sus vacaciones se ahorra 116,40 pesos cada 100 reales que gasta. Primera ventaja: viajar con dólares.
Pero hay una posibilidad todavía mejor, incluso más conveniente, que es pagar con tarjeta de crédito. Acá la compra con plástico se toma al valor oficial del dólar, que es de 3,86 reales por cada dólar. Entonces, la cuenta de 100 reales se paga 25,87 dólares, un total de 362,20 pesos argentinos (siempre con un dólar a 14 pesos argentinos, como cerró ayer). Lo mismo sucede con la tarjeta de débito, con la única diferencia que cambia el día en que se toma la cotización del dólar. Con la de débito, es el día de la compra, en cambio con la crédito se toma la cotización del cierre de la tarjeta.
Conclusión, después de tantas líneas y de tantos números: lo más conveniente es pagar todo con tarjeta de crédito, algo que se puede hacer en todos los negocios de la isla e incluso también en la venta ambulante de la playa (salvo el queso a las brasas, el agua de coco y el choripanero). 
Y claro: para esos gastos que no se pueden tarjetear (estando en Brasil es imposible negarse a la delicias de la comida callejera), conviene cambiar dólares por reales. Si esos dólares se compraron antes de la devaluación a menos de 10 pesos, mucho mejor. 
Los bancos de Brasil ofrecen ese cambio oficial, de un dólar por 3,86 reales, pero no cambian a los turistas (o al menos, no sin hacer una gran cantidad de trámites, que incluyen la presentación del pasaporte, la visa de entrada y la inscripción a un registro). Por eso hay que acudir casi sin excepción a la versión tropical de los árbolitos: los llamados “trocadores” cambiaban ayer a 3,65 reales, aunque en los últimos días estaba en baja.
Según los trocadores en Canasvieiras, la mitad de los argentinos cambia directamente pesos a reales, más allá de que no es lo más conveniente. Pero la respuesta de cada argentino al que se le consulta en la calle contradice la versión de los arbolitos: “todo tarjeta”, dicen. “Soy contadora y antes de venir hice todos los números. Tarjeta es lo mejor. Y con la de débito te aseguras la cotización del dólar de ese día”, dice Rommy, en el parador Aquashow, mientras su hija se divierte en los toboganes acuáticos.
Sergio ya lleva tres veranos consecutivos en Floripa y se acostumbró a los cambios. Para él, este es el verano en el que es más fácil hacer las cuentas: “Mientras el dólar se mantenga estable, voy a pagar todo con tarjeta. En realidad es lo que vengo haciendo todos los veranos que pasé acá, la tarjeta siempre fue lo más conveniente y acá se puede pagar así en casi todos lados”.
Hay un punto en el que Brasil nos lleva una gran diferencia. El pago con tarjeta está aceptado y extendido a todos los rubros. Incluso, una mesa de varios comensales se puede pagar con diferentes tarjetas y ningún mozo va a poner cara rara.
Para familias que veranean en grupo, eso es ideal. Y de última, para algún desprevenido, muchos locales toman los pesos directamente. Desprevenidos o despreocupados, porque la diferencia del cambio sigue siendo muy favorable. 

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