La tele te da sorpresas. Y ayer, la sorprendida fue Annalisa. Si tengo que decirles, no creo que de verdad se imaginara ganadora del reality que buscan un cronista cuando sabe muy bien que no hizo notas sino show. Tampoco creo que le interese demasiado ese puesto de trabajo. Ella lo dijo muy clarito varias veces: no aspira a convertirse en periodista; su objetivo es la fama. Creo que la razón de su desconcierto fue el hecho de no haber llegado a la última emisión del programa ya que, a decir verdad, con sus provocaciones, su desparpajo y su disposición a la pelea, se convirtió desde el principio en el blanco de todas las miradas.
Es la tele, Annalisa: lo más sensato allí es no dar nunca nada por sentado. La televisión y su público son veleidosos, impredecibles: no le juran a nadie fidelidad eterna. Hasta los consagrados deben revalidar sus credenciales cada vez que se enciende la cámara y pelear por el rating, minuto tras minuto. Annalisa y su asombro: bienvenidos a la televisión.
En la madrugada de hoy, ya más respuesta del golpe de haber sido eliminada, ella se dedicó a desmentir en Twitter que la estuviera pasando mal. "No me importa naaaa... Life's goes on!", escribió en esa red social y subió fotos a Instagram donde se la veía bebiendo y sonriendo. Si es capaz de medir la situación con la vara de su deseo, Annalisa tendría que celebrar largo y tendido: quería fama y la obtuvo. En el suspiro de cinco semanas, cosechó notas en las revistas, comentarios en todas partes, repercusión en Twitter y una participación en el desfile de "Gente" en Mar del Plata. Más aún, anteayer, un periodista de esa revista aseguró en "Viviendo con las estrellas" que "Annalisa es la chica del verano". Lo que quería lo consiguió con creces.
Si tuviera que arriesgar, apostaría a que Annalisa no terminó su paso por la tele con la salida de "Viviendo con las estrellas". Intuyo que antes o después habrá quien se interese en seguir poniendo al aire a esa muchachita decidida a jugar a fondo el juego de la tele. Pero eso sí, tendrá que hacer un curso acelerado para aprender las reglas de ese juego, si quiere prolongar la vida de su fama exprés. Antes que ella hubo otras que desembarcaron en la TV con muchísima más repercusión y al tiempo, cuando quisieron imponerle su rebeldía a ultranza al medio, se quedaron afuera. Tamara Paganini, por caso. La tele es una usina capaz de producir celebridades tan rápido como se cuece una hamburguesa. La permanencia es otra historia. Habrá que ver si Annalisa es capaz de transitarla.
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